ANTONIO VALLADARES
Para muchos tapatíos no hubo nada que celebrar la noche del grito de Independencia y el 16 de septiembre, día de azueto, se la pasarán rescatando su auto o limpiando su casa. Todo esto luego de una tormenta que prácticamente los hundió en el agua.
Fue tal la fuerza de naturaleza que derribó árboles, paró en seco la línea Uno del Tren Ligero por varias horas, convirtió en verdaderos ríos el Periférico Sur, entre San Sebastianito y Santa María Tequepexpan.
La avenida Colón, ni se diga, ahí no fue un río, sino tres, corriendo dos de ellos por los carriles laterales y uno más por las vías del Tren Ligero, obligándolo a parar. Parecía, dicen, una escena sacada de un parque de diversiones a fuera un tobogán o un túnel del amor. Solo faltaban las chalupas o lanchas.
Las escenas más dramáticas se dieron en la colonia Polanco o Cruz del Sur, donde en Isla Cozumel y Socorro, una camioneta Jeep de color negro, con una familia adentro, fue arrastrada. Afortunamente llegaron a tiempo bomberos para resctarlos.
Carros pasaban flotando a los lados, por avenida Colón, ante la mirada sorprendida de pasajeros del tren ligero, que de plano se quedaron varados en las estaciones. Su regreso fue lento, la celebración se convirtió en tragedia y no pasó a mayores debido al actuar de las autoridades.
En Isla Timor e Isla Socorro cayó un gran árbol, lo mismo en Mariano Otero a la altura del Office,
Plaza del Sol, López Mateos y la Calma, el paso a desnivel de Arcos del Milenio, Conchitas y Félix Rougier, otro de Colójn y Washington, los sitios de diario, se vieron bajo el agua y no solo una ocasión, hasta dos veces el mismo día.