PILAR PORTOCARRERO
No me gusta esa frase que dice “El cliente siempre tiene la razón”, porque el cliente muchas veces puede ser déspota y engreído que humilla creyendo que desde su posición puede hacer lo que quiere.Me encontraba haciendo cola en la caja de un supermercado cuando la señora que estaba delante empezó a alterarse porque según ella, la cajera del establecimiento se demoraba más de la cuenta con otro de los clientes. Yo la observaba y veía que movía las manos y las piernas mientras se quejaba. Miraba el reloj y alzaba la cabeza hacia una de las puertas como si buscara a alguien, y no tuve duda que era ella la que llevaba prisa.
Cuando le tocó su turno, la señorita de la caja pasa su producto y la señora nota que el precio que marcaba la pantalla, no coincidía con el que vio en el stand. Le reclamó airada a la señorita, y ella muy cortés le respondió que enviaría a un muchacho a verificar el precio. ¿Está diciendo que miento?, dice la señora enojada. No he dicho eso, señora., responde la cajera, pero si el sistema marca este precio yo no puedo hacer nada. El muchacho irá a ver en donde está la equivocación. Me está llamando mentirosa, insistió la mujer… Yo no he dicho eso, señora… Y encima me levanta la voz, agregó la mujer. Quiero que llames a tu supervisora. Y no me mires así… no te has dado cuenta que tú y yo no somos iguales, tú eres una simple cajera de supermercado mientras yo soy “una señora”.
El ser una señora abarca más que tener un bolso de marca y bañarse en Chanel; es tener don de gente, simplicidad y generosidad por nombrar algunas cualidades. Es saber que las diferencias no existen y que no se puede ir por la vida faltando el respeto a los demás.
Y como yo soy impredecible, me metí en el asunto con ganas de desinflarle el globo. Así que le envié a la peluquería, pues para ser “una señora”, tenía el esmalte corrido y el cabello hecho un desastre. Y la ropa que traía encima era una mezcla de colores que Frieda Holler se hubiese espantado al verla.
Ella se sorprendió por mi comentario y al reaccionar me llamó imbécil. Aventó el producto y si las miradas mataran, en estos momentos mis amigos estarían en mi funeral.
“Soñar es solo el principio”
*Pilar es escritora peruana, participante en varias ferias del libro a nivel internacional y puedes leer más de ella en http://cuentosdeamordepilar.blogspot.com/
