ANTONIO VALLADARES
Lo sabían desde el viernes. La alerta de la CONAGUA estaba dada, pero la autoridad otra vez le apostó a la reacción en vez de la prevención. Dirán que fue una tormenta atípica, pero nadie les dijo a los automovilistas que tenían que salir de las avenidas convertidas en ríos a partir de que los ayuntamientos han apostado a evitar las bocas de tormenta para no “saturar el drenaje”.
Las aguas tomaron su cauce. Fueron río abajo, ahí, al río San Juan de Dios, hoy la calzada Independencia, y a su paso inundaron colonias que nunca o hace mucho no se veían bajo el agua.
Avenidas como 8 de Julio, Gobernador Curiel, Lázaro Cárdenas, Niños Héroes, calzada Independencia, se convirtieron en ríos.
Arrastraron automotores, los hundieron, en algunos casos, como un taxi, con todo y chofer y pasajero abordo.
En el menor de los casos el vehículo permaneció en el sitio donde estaba estacionado. De hecho su chofer lo encontró como lo dejó, la sorpresa vino cuando entró al mismo, lo encontró lleno de agua, los tapetes impregnados de lodo, el motor mojado e inservible. El daño estaba ocasionado.
Sí, dirán, fue una lluvia atípica, pero cada vez son más “las tormentas atípicas” al año, solo en lo que va del 2015 la calzada Independencia se ha convertido en un río en tres ocasiones –antes era solo una vez cada tres años- y los daños a la sociedad van en aumento.
No obstante y el radar existente, le siguen apostando a ir a rescatar personas y remolcar autos, antes que, a la primer lluvia, cerrar calles y evitar el ingreso de automovilistas a zonas de alto riesgo.