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Muertas Acumuladas, Mujeres Insignia

POR NANCY LIZET CANO VELOZ 

-¿Y qué te hace pensar que el cambio cultural es la clave en torno al tema de los feminicidios? –Me preguntó Diana, una amiga con la que acostumbro tomar café de vez en cuando-.

Debo decir que me sorprendió su cuestionamiento, porque además de la inesperada aparición, lo lanzó mientras me ayudaba a entender a través de la configuración de mi carta astral, aquellos elementos que difícilmente puedo encajar en mi vida. Que si tema kármico o no, que si las vidas pasadas o lecciones evolutivas: oh! mira, Quirón anda por ahí en la casa ocho… y así estábamos, enlazando análisis astrológicos y laceraciones sociales en medio de una ambrosía de ideas.

Pero la realidad es solo una y pocas veces se presenta como miel sobre hojuelas; casi siempre, la vida real tiene espinas y es ésa, la que no se ve a través de las cifras de los programas gubernamentales y el brillante manejo de la información en los noticieros.

Las cifras al final, no dicen nada pues son datos que quedan en el vacío, son números que nadie lee, que nadie entiende y quizás a pocos le sirven, porque para el resto, los que llevamos la vida ajetreada de todos los días, la realidad del feminicidio es que solamente se trata de muertas acumuladas.

-¿Será que todas ellas mantenían una cuadratura astrológica que ignoraron? tal vez la astrología pudiera ser la nueva asignatura en los programas oficiales educativos, -le contesté a Diana en un tono sarcástico-, lo que la llevo a usar el respaldo, acomodarse cómodamente las nalgas en la silla y respirar profundo; luego, me clavó su clásica mirada inquisitiva,  como cuando me quiere sacar por algún orificio de mi ser, los más profundos y oscuros sentimientos  de dolor, porque sabe que es cierto, me duelen esas muertes.

Duelen, porque yo como la mayoría de las mujeres, he recibido algún tipo de abuso o he sido víctima en algún grado y todavía, no existen los cambios sustantivos sociales.

Llevar la cuenta de las muertes por día no ayuda en mucho, hacer uso del hashtag  #Niunamás o colgarse el listón naranja en las oficinas de gobierno no otorga a las mujeres una garantía ni filtro ni protección ante el acoso. Adoptar una postura en las redes de convivencia electrónica como facebook, twitter, etc., solamente es garantía de “pose” para fluir a favor de la corriente y tal vez lograr ser aceptados por aquellos que paradójicamente, nos “siguen”.

Diana hizo a un lado sus dotes astrológicos, llenó de nuevo su taza de café y diligentemente, se dispuso a escuchar todo aquello que mi corazón mantenía enterrado.

-Lo único que sé de ella es su nombre de pila y que era enfermera. Al parecer tenía dos hijos pequeños y murió a manos de su pareja que según se dice, estaba drogado. Era una mujer con una misión de cuidado, con vocación de servicio al prójimo. Alguna vez la vi en los pasillos del hospital y dicen que fue víctima de violencia intrafamiliar, que nadie sabía que la padecía –fue todo lo que pude decirle a Diana, pues era cierto, era lo único que sabía-.

Se lo dije y sentí que liberaba un poco de presión, pero no así mis ojos, que comenzaban a ponerse rojos y acuosos. Ella me miraba atenta y analítica, pero en su rostro se traslucía una mueca de compasión. Al ver que no dijo nada proseguí:

-El cambio cultural en relación a la violencia y el abuso sexual debe darse a partir de una estrategia comprometida –le dije-, el otro día, me encontré una nota que hablaba de una campaña a través de un simple cartel en el baño de un bar, en un condado de Inglaterra, en donde a través del código “Ángela”, las mujeres podían pedir ayuda discreta para liberarse de alguna situación incómoda con su acompañante o con su cita.

¿Lo ves Diana?, es una cuestión cultural que puede ser modificada, de algo han servido las plataformas sociales, esta es una idea a favor del avance y de la integración comunitaria. Si bien es cierto es una campaña de un consejo gubernamental, promueve la participación de la comunidad de manera inmediata, “en corto”.

-Lo veo, lo veo –añadió-, es todo un tema de empoderamiento para las mujeres, pero en realidad para nosotras, el issue es la concientización de la importancia en comunicar una situación de violencia, lo que eso lleva consecuentemente, a un proceso de reforzamiento social e incluso institucional. Pero espera, ¿en dónde queda la participación de la conciencia activa del hombre? ¿En qué momento habrá de valorar los tiempos en los que nos desenvolvemos y ver que en la mujer no tiene una amenaza a su virilidad, sino una compañera de vida?  –Le di la razón desde luego, en dirigirme sus punzantes cuestionamientos, pues me di cuenta que  yo solamente advertía los medios inmediatos de involucramiento social e institucional, pero dejaba de lado lo sustancial del problema-.

Esa reunión de amigas estaba dejando los espacios místicos del espíritu para trasladarse a la dura arena de los hechos factibles de la vida.

-Tal vez los matriarcados han hecho mucho daño a través de los siglos, tal vez el subconsciente colectivo exige un reacomodo de fuerzas. Solo tal vez, pero no lo sé. -Le dije resolutiva, con ganas de terminar el tema porque, lanzar al aire consignas es muy liberador, pero también compromete y honestamente, Diana es una mujer brillante, es una luna negra que todo me cuestiona, que siempre me confronta-.

Inventé un pretexto a través de un falso mensaje en mi celular, le dije que tenía que marcharme y por último solamente me preguntó qué era lo que pensaba hacer. Francamente, me dejó con un revoltijo en el estómago y en la cabeza, con muchas cosas por decir pero sobre todo con ideas inacabadas.

-Creo que debo escribir algo –atajé de inmediato-. Sin pensarlo, me despedí de ella entre palabras de agradecimiento y un abrazo sincero. Corrí a casa, a mi refugio de siempre. Sé que ella quedó impaciente por ver aquello que haría, es mi mejor amiga y me conoce muy bien.

La verdad es que no pude lograr gran cosa, intenté durante algunos días exponer las mejores ideas que pude concretar, pero quedé con poco. Por eso es que solo tengo esta historia, pero también tengo en el pensamiento a todas esas mujeres que son ahora para mí, semillas estelares de conciencia: gracias a todas ellas por ofrecer su existencia a fin de revolucionar la colectividad, gracias por ser mujeres insignia para una revolución cultural y de equilibrio energético, pues hay formalismos caducos inaplicables como el machismo, el matriarcado y otras figuras que no ofrecen hoy un sustento para el avance y un mejor desarrollo social. La cultura y conciencia de género debe versar en sano equilibrio, pues la realidad está superando en franca distancia lo que los pensamientos pueden llegar a considerar una posibilidad.

*NANCY LIZET CANO VELOZ  es Licenciada en Estudios Políticos y Gobierno, con Maestría en Gestión y Desarrollo Social.

nancylizett@yahoo.com.mx

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